Violet & Daisy (Geoffrey Fletcher, 2011)

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Dos asesinas a sueldo, libres de toda sospecha por su condición de adolescentes, se enfrentan al rutinario encargo de eliminar a un nuevo sujeto. El encuentro con la víctima coincide con el día en que una de las chicas llega a la mayoría de edad. La ausencia de toda resistencia por parte del individuo, que ha perdido toda relación con su hija y ya pocas cosas le importan, genera en ellas un estado de confusión que desemboca en melancolía por la sensación de una infancia perdida.

A través del cine de género, de la literatura pulp, de saltos temporales a modo de juego inocente, de la elipsis como revelación y desde una visión puramente estética del universo adolescente, Violet & Daisy pone en juego un relato en torno a la pérdida de la inocencia y sobre cómo esa pérdida supone también morir un poco. La superficie del film se trata a sí misma como divertimento desvergonzado y contradictorio, mientras que en el alcance de su relato puede sentirse una pequeña tragedia. De esa tensión entre dos tonos contrapuestos que se disputan la película continuamente emergen las mayores virtudes de una película tan irregular como imaginativa.  

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Violet & Daisy pone en cuestión, en cierta manera, la falta de perspectiva con la que construir un juicio crítico en torno a una opera prima. Convendría esperar a una segunda película de Geoffrey Fletcher como director para confirmar que las pequeñas conquistas que se pueden percibir en su primer filme no son, en realidad, simples reclamos estéticos que sobreviven por la crudeza de su fondo argumental.

La película está realizada desde la ingenuidad, como si tratara de plegarse a la visión de unos personajes provistos aún de una mirada infantil, de forma que las decisiones de la película viajan con facilidad de lo sublime a lo ridículo. Esa libertad para experimentar y equivocarse dota a la película de una energía especial que no conviene pasar por alto, aún cuando sus resultados no sean igual de contundentes ante cada nueva idea. El mundo de fantasía en el que viven las niñas queda desarmado pronto, pero la película anuncia la urgencia de mantener despierto ese universo imaginario para poder sobrevivir a una realidad desoladora. En el fondo, Violet & Daisy no está lejos de Precious (Lee Daniels, 2009), cuyo guión estaba también escrito por el propio Fletcher. Ese paralelismo puede ser su mayor virtud y, al mismo tiempo, puede que sea también el mayor de sus defectos. 

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