Yo serví al rey de Inglaterra (Jiri Menzel, 2006)

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Producción checa que intenta seguir la estela de las últimas películas que han conseguido dar el campanazo europeo y ser una de esas películas-milagro que con poco presupuesto y el boca a boca ganan prestigio internacional y hacen una gran recaudación en taquilla.

Yo serví al rey de Inglaterra quiere ser una de ellas, pero su triunfo es engañoso. Su propuesta se basa más bien en aprovechar la ingenuidad (o ignorancia) del espectador medio para ofrecerle un relato plano y vacío de contenido, un repaso por la historia checa del siglo XX a través de un personaje lleno de humor y detalles entrañables, pero del que no somos capaces de identificarnos en ningún momento.

El cine mudo no es tomado aquí como una revisión o una influencia, sino simplemente como extensión de la construcción narrativa. Tomar ese modelo no con intención de referente sino con la pretensión de emular a Chaplin o a Harol Lloyd resulta tan nefasto como un fracaso total en su representación fílmica.

La película queda como una ligera comedia que utiliza el arco argumental que le proporciona la historia para relatar un sinfín de avatares sin conexión mutua, y la repetición de éstas termina por anular el poco interés que tenía. Una duración excesiva relega finalmente la cinta al mayor de los aburrimientos.

Una película europea de renombrado alcance mediático que hace aguas en su intento de conquistar al gran público, pues sus pretensiones evidentes son engañar a esa supuesta élite de espectadores que creen que asistir a una película de Roberto Benigni es un acontecimiento cultural.