La serie animada de Phineas y Ferb lleva casi cinco años ofreciendo a los niños (y a los no tan niños) la providencial dosis de inteligencia y perspicacia que le falta al entretenimiento infantil contemporáneo.
Su puesta de largo en la gran pantalla no responde tanto a una apuesta por el cambio de formato como por una simple celebración de la improbable supervivencia de un producto fresco, irreverente e insobornable. Phineas y Ferb: A través de la segunda dimensión no es otra cosa que un capítulo más largo de la propia serie animada.
Si la serie original derrochaba maestría a la hora de reírse de todas las convenciones del formato televisivo, goza aquí de la oportunidad de hacer lo mismo con el cine, conocedora también de todos los tics del cine comercial y capaz de evocarlos para burlarse de ellos más tarde.
La película tiene la valentía y a la vez el pecado de aquellos productos televisivos que deciden dar el salto al cine, que no es otra cosa que la decisión de mantenerse fiel a la esencia de su éxito. Eso implica, desde luego, que Phineas y Ferb: A través de la segunda dimensión mantiene todos los hermosos elementos de su historia, desde los personajes hasta sus golpes de efecto acostumbrados, pero implica también, inevitablemente, que el cambio de formato de los treinta minutos a la hora y veinte impacte negativamente en el resultado.
Un capítulo tan estirado de Phineas y Ferb termina siendo agotador, cuando precisamente la capacidad de síntesis ha sido siempre una de las virtudes de la serie. Puede que sea el resultado implícito a la fidelidad que respira la película, pues bien sabe esta que es ese el verdadero aliciente para que los niños acudan a verla.
Phineas y Ferb: A través de la segunda dimensión no sólo se ríe de los recursos acostumbrados del cine adocenado. El propio título de la película se burla de la lamentable moda del 3D como reclamo comercial y juega con las propias siglas del formato para demostrar que la calidad no está reñida con las dos dimensiones que han sido capaces de encumbrar al cine como arte.
Es este en el fondo un mero producto para los admiradores de la serie de dibujos animados original, pues se trata de un capítulo ocasional sólo que de mayor duración que el resto. Fuera de contexto puede parecer una película absurda, un subproducto sin interés. Lo cierto es que bajo ese disfraz de lo intrascendente estos personajes animados se han atrevido a visitar todas las dimensiones posibles del espacio-tiempo, y vislumbrar en ellas las posibilidades de seguir haciendo del cine un arte.