La infinita debilidad de uno mismo (y su contraplano)

Cuando en Madres & Hijas Elizabeth abandona su casa tratando de huir de su propia vida, se encuentra a su vecina ciega en el ascensor. La adolescente no advierte la presencia de Elizabeth, y ésta se queda mirando a la niña, sin mediar palabra, hasta que rompe a llorar en silencio, en un segundo término del plano.

La escena no tiene diálogo alguno, ni una explicación concreta durante el metraje. Sin embargo, ese insignificante momento condensa muchas de las aspiraciones de la película, pues es capaz de mostrar la enorme indefensión del ser humano de manera gráfica, sin la necesidad de palabras.

Elizabeth reacciona con miedo, con rechazo, prefiere agazaparse en la oscuridad y en el silencio. Es el miedo a aceptar la indefensión del otro porque en el fondo supone también aceptar la infinita debilidad de uno mismo. ¿Cómo no huir, cómo seguir amando al descubrir que no somos perfectos si uno no es lo suficientemente valiente?

En una escena anterior, sin embargo, podemos encontrar el contraplano de la situación que propone Rodrigo García: Karen le cuenta a Paco en su primera cita la pérdida de su hija y cómo todos sus pensamientos giran en torno a ella. Le confiesa entonces que no tiene nada que ofrecer. La reacción de Paco es tenderle la mano, no huir al descubrir la indefensión de Karen.

Ante la valentía de la mujer de despojarse de todas sus virtudes frente al hombre y ofrecerle su más absoluta fragilidad, el hombre es lo bastante valiente como para igualarse ante ella y tenderle la mano, una forma de reconocer su propia indefensión.

En un filme ambicioso, saturado de diálogos e incapaz de condensar su metraje y hacerlo manejable, unos pequeños gestos llenos de sinceridad sirven para recoger todo el espíritu de la película y mostrar, durante unos instantes, la grandeza escondida de una película como Madres & Hijas.

Las historias de Karen y de Elizabeth son igualmente duras. Reaccionar ante la condición humana y la imperfección del ser amado aceptándolo o rechazándolo no es una cuestión de las experiencias pasadas, sino de valentía.

De eso trata la vida, en el fondo, de la que Madres & Hijas consigue retratar ligeros destellos. Bajo el reconocimiento de nuestra debilidad, el amor incondicional es la única redención posible.