Adventureland (Greg Mottola, 2009)

Adventureland

Víctima de la ola adolescente que sufre el movimiento ‘indie’, tipo de producción que acaba irrisoriamente convertido en género cinematográfico, ‘Adventureland’ atesora todas las virtudes y defectos de este nuevo cine que poco tiene que ver con las películas que iniciaron el movimiento y mucho de lavado de cara de la clásica comedia americana.

Perfectamente rodada y montada, la película de Greg Mottola es la prueba de que no sólo las grandes superproducciones hacen gala de una esterilidad narrativa que simplifica con patetismo los argumentos de los filmes en la premisa inicial y los abandona a la deriva.

 

Se trata en suma de una comedia adolescente que viaja con valentía pero con demasiado pudor a un parque de atracciones donde la ilusión es la última de las cosas que podrían encontrarse en un lugar desolado, donde el paso a la madurez ha hecho mella en unos jóvenes frustrados y sin perspectivas que se abandonan a sus propias tragedias.

 

Aquí termina lo interesante, pues el dibujo está hecho con trazo grueso y cada vez que podría aparecer una película interesante en las historias independientes de sus personajes secundarios, la película da un giro y vuelve la mirada para interesarse por nimiedades que pretenden aportar humor y variedad a una película que finalmente no encuentra su sitio, ni su identidad, ni su mensaje.

 

Resulta valiente la apuesta, acertada la idea inicial, loable el intento de que un joven con valores trate de dominar una cinta adolescente. Pero justamente su personaje es el peor diseñado y su historia hace aguas por todas partes. Sólo las peripecias grotescas que ocurren a su alrededor mantienen vivo el insulso argumento.

 

Excelente interpretación de Kristen Stewart y mención especial también para ese dueño del parque realista y pragmático pero también apasionado (el único personaje bien diseñado que protagoniza en total unos cinco minutos en la pantalla), ambos perdidos en un mar de actuaciones planas que atrapan a la película en su propia apatía.

 

No provoca ninguna ira ver otro producto adolescente perfectamente ejecutado pero horriblemente escrito. El paso a la madurez a través de un relato que celebra la inmadurez? Quizás dé más rabia el saber la gran película que hubiera podido ser si dos, tal vez tres cosas, hubiesen sido distintas.