Up (Pete Docter, Bob Peterson, 2009)

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Resulta difícil evaluar el cine de animación de hoy en tanto que compite con las producciones del cine “real” de tal forma que, en contenidos y en formatos, resulta totalmente similar, y sin embargo su cualidad de imaginario, de digital, lo coloca inconscientemente en un segundo plano, como si no pudiese compararse con el cine que hace con actores reales.

 

Resulta aún más complicado evaluar un filme de Pixar, dada la capacidad tecnológica (y humana) para hacer que sus películas resulten absolutamente reales.

 

 El caso de ‘Up’ es especialmente meritorio, pues todos sus elementos son absolutamente fantásticos e increíbles, y sin embargo resulta totalmente natural aceptar que unos globos pueden hacer volar una casa o incluso que los perros hablen.

 

Todo es presentado paso a paso, elemento a elemento, todo con una perfección, inventiva y genialidad apabullantes, se nos presentan las reglas del juego y no es que se nos invite a participar, sino que cuando queremos darnos cuenta estamos tan metidos en la historia que aceptamos con agrado todo lo que se nos presenta.

 

Destacar la banda sonora de un Michael Giacchino que mejora a pasos agigantados con los años, que se ha convertido en el compositor preferido de Pixar y que acierta nuevamente con esmero en una deleitosa creación centrada en un vals principal de construcción muy sencilla.

 

Hay algo en ‘Up’ que no tenían el resto de películas de Pixar desde ‘Monstruos, S.A.’, y es esa enorme dosis de ternura latente en cada plano, de humanidad en sus personajes, la calidad de lo contado y lo entrañable de su historia. Ni siquiera su predecesora ‘Wall.e’, que comparte con ésta un amor maravilloso por contar las cosas a través de las imágenes y ayudándose muy pocas veces de las palabras, alcanzó las cotas de ternura y de afecto que ésta sí contiene y que casi se derraman en cada fotograma.

 

Sólo su trasfondo, presentado en los diez primeros y deliciosos minutos, ya consigue que el filme valga la pena, y todo lo que viene después es un auténtico festín visual y aventurero que mantiene el nivel en la misma tesitura.

 

Una historia en donde la sensación de la pérdida está siempre presente, y el cómo aceptar la ausencia del ser querido cuando todos sus objetos permanecen vivos en cierta manera. En ‘Up’, los cimientos de una casa que ha presenciado toda una vida de matrimonio se resquebrajan y ésta se echa a volar en cuanto uno de los dos pierde la vida. Los objetos empiezan a desaparecer, y aparece el aprendizaje de empezar a despojarse de ellos, de aceptar la marcha y continuar el camino como parte de una nueva aventura.

 

Aventura, humor, ternura y emoción se dan la mano en una historia genial, repleta de detalles hermosos, de una animación sobrecogedora, de una genialidad narrativa asombrosa y, en definitiva, un goce cinematográfico que pocas películas “reales” son capaces ya de ofrecer.

 

*Antes de la película se proyecta el cortometraje ‘Partly Cloudy’, igualmente maravilloso.