17 otra vez (Burr Steers, 2009)

17again

La comedia americana para adolescentes no ha cambiado en nada su modelo desde que su modelo se consolidó a principios de los años ochenta.

Guiones con premisas básicas, el instituto como contexto único y fundamental, las relaciones amorosas como base para su desarrollo, y las estrellas del momento al servicio de argumentos nimios que se sienten satisfechas si consiguen arrancar una sonrisa del espectador de vez en cuando.

En ésta, un refrito de aquellas comedias románticas puesto al día, estilizado, embellecido diseño bajo el que subyace el mismo concepto, todo parece estar al servicio del lucimiento de Zach Efron, el nuevo ídolo adolescente del momento.

El joven actor ocupa la totalidad de los planos de un desarrollo convencional y previsible que pronto desvela la única intención de acomodarse a las limitadas dotes artísticas del protagonista y servir de vehículo comercial para la venta perfecta de su imagen, un auténtico producto de oro.

Sin embargo, ni su presencia ni la profusión de medios, ni siquiera la perfección medida del ritmo de la cinta, consiguen salvar una película que, por repetida, por sonar a una y mil veces vista, pierde todo su encanto apenas alcanza los primeros diez minutos de metraje.

La dosis de entretenimiento está servida. Sin embargo, es una quimera tratar de buscar contenido en un filme tan vacío como el supuesto poder atractivo de su estrella principal.