Traidor (Jeffrey Nachmanoff, 2008)

Traitor

Uno más de los cientos de fallidos filmes sobre terrorismo que pueblan la cartelera y que provienen de la factoría norteamericana. Producto hecho con el único objetivo del entretenimiento masivo y que ni siquiera consigue su humilde propuesta.

El fracaso estrepitoso de este tipo de filmes, asentados sobre el candente tema del terrorismo en estados unidos, deviene del lado de la visión simplista y poco madura de los que escriben un guión sin carne: el conflicto árabe queda reducido así a una tontería de unos pocos personajes que no tienen dos dedos de frente. El texto es tan malo que ni siquiera consigue dotar a los policías americanos ni de credibilidad ni de inteligencia.

Que Don Cheadle crea estar haciendo el papel de su vida no consigue que la película se mantenga a flote. Tampoco ayuda que la terrible apatía de sus compañeros de reparto haga brillar a Cheadle por encima de todos ellos, interpretando a un personaje que se debate en una gran encrucijada moral muy poco interesante. Los personajes, estereotipados y sin profundidad alguna, se convierten desde el comienzo en meras piezas de ajedrez de un engranaje bien perezoso.

La cinta, finalmente, se hace tan larga como insoportable. Cuando llega el desenlace y observamos con desgana la horrorosa estructura televisiva que compone el filme, basado en un capítulo de teleserie que se ensancha y estira infinitamente, nos preguntamos por qué diablos se nos mostraron los cuarenta primeros minutos de cinta, que sobran totalmente.

Sobriedad y apatía, dos adjetivos que pueblan el género y que recubren de simplezas y de tópicos culturales un conflicto complejo y de difícil retrato cinematográfico.