Recuérdame (Allen Coulter, 2009)

Relato centrado en el dolor de la pérdida como motor narrativo en el que un núcleo familiar trata de sobreponerse al suicidio del hijo mayor, a la vez que presenciamos la muerte de una madre en el seno de otra familia.

La confluencia entre el chico que ha perdido a su hermano y la chica que ha perdido a su madre no es tanto un relato de amor simplista como la búsqueda de uno mismo a través del otro, la búsqueda de la vida a través de la otra persona, que también ha vivido lo mismo que nosotros.

Se inician así encuentros casuales que desembocan en una relación de pareja condenada a un destino trágico en la que todos los personajes se ven abocados al desencuentro en esa fatalidad que reina sus vidas tras unos hechos que les marcan para siempre y que no saben superar solos.

Las palabras de Ghandi (todo lo que hagas en la vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas) mencionadas al principio del filme sirven para articular todo el relato en base a la búsqueda permanente aún cuando no se nos dan respuestas concretas.

A pesar de la puesta en escena banal y de la dirección convencional de Allen Coulter que sustenta la película, el diseño visual, el poder de las interpretaciones y la fuerza de la historia empuja a seguirlo al pie de la butaca a pesar de su larguísimo metraje (un drama romántico juvenil que ronda casi las dos horas de duración).

Se trata de un film importante en tanto que es en esencia un producto para jóvenes que ofrece ciertas dosis de profundidad y sinceridad. Valiente en tanto que tiene el valor de construirse en otro tiempo para poder contextualizar así el valor de su historia y de la historia pasada en una ficción atemporal.

Y también valiente porque no teme empujar a su público a vivir una experiencia emocional directa, ofrecer un retrato creíble sobre dos jóvenes totalmente perdidos en el mundo de hoy, y además integrar acontecimientos de la historia reciente del país en una trama que, por completa, por redundante, por insistente y pretenciosa, abruma por momentos.

De estupendas interpretaciones en un reparto joven y refrescante, de mirada sombría y apesadumbrada, pero también con un mensaje cargado de futuro y esperanza, oculto tras un armazón cargado de sentimentalismo y de revisitación histórica que puede parecer, a los espectadores más perezosos,  un simple y malintencionado giro argumental.

Se trata de una película de difícil acceso para los que no sepan mirar más allá del reclamo comercial de su actor principal, y de obviar que la película va dirigida, por extraño que pueda parecer en estos tiempos de la mediocridad, a los jóvenes más inquietos del mundo.