Los niños de Huang Shi (Roger Spottiswoode, 2008)

HuangShi

Cuando Chow Yun Fat habla de Lee, el personaje femenino de la cinta, en íntima confesión junto con el protagonista, y dice que ella no pertenece a ningún lugar, está hablando también de la película. Una sucesión de lugares comunes del cine de buenas intenciones que se apaga a sí misma conforme se agarra a todos los tópicos del género para poder avanzar en su desarrollo.

 

La superproducción deviene en producción televisiva apenas transcurridos cinco minutos de metraje. Se adivina en su personalidad inexistente en la dirección, en su vacuidad absoluta de dobles lecturas, en lo arbitrario de su puesta en escena, y en la inadecuación de una música omnipresente que dibuja y subraya todas y cada una de las emociones de los personajes, sin tregua posible al silencio.

 

Una puesta en escena arbitraria que en gran medida (pero no por completo) se debe a la utilización exclusiva de cámaras de largo panorama, acercándose al cine documental de Roland Joffé, no se sabe si por falta de presupuesto, si por una decisión incoherente de rodaje, o por puro error gramatical a la hora de narrar una historia convencional y poco arriesgada.

 

Cuando el protagonista, un reportero de guerra que queda prisionero entre las guerrillas chinas y pierde su cámara, queda relegado a cuidar de unos niños en un orfanato abandonado, es cuando empieza la película, y su aspecto de producción barata disminuye considerablemente. Quizás no debería hablarse de baratez, pues hay muchos medios y bien visibles, quizás debería hablarse de su mala utilización, de la ingenuidad en su uso y disposición en los decorados, fruto de una inexperiencia que se intuye y se respira en cada fotograma, en cada puesta en escena, en cada decorado.

 

Una vez comprobado y desarmado el entretejido que enmascara a una película destinada a la televisión vestida de producción grandilocuente, sorprende comprobar cómo el filme aún permanece en pie, y a pesar de sus limitaciones técnicas y narrativas la historia que cuenta se superpone a todas ellas.

 

En cuanto la guerra sale del primer plano de acción y es el orfanato el que ocupa toda la importancia, los defectos dejan de tener sentido. Es entonces en el argumento donde se centra toda la atención, y no es el argumento lo que debería, en última instancia, servir de unidad de medida para valorar una película, en tanto que esté contada con un mínimo de solvencia?

 

Lo que prevalece pues, es el espíritu del filme, esa historia de superación de un grupo humano que trata simplemente de sobrevivir, y de un hombre adulto que intenta educarlos y, por extensión, salvarlos también de la guerra. Y a pesar de su construcción efectista e ingenua, a pesar de su falta de cohesión y de la ausencia de virtudes poderosas, su mensaje transluce a través de esas ausencias, a través de esos defectos.