Coraline (Henry Selick, 2009)

Coraline

El cine de animación regido por la nueva stop-motion, cuyo nacimiento comercial celebró el propio Henry Selick con su ‘Pesadilla antes de navidad’ y que se convirtió en todo un género animado con peculiar personalidad propia, vuelve a alcanzar una de sus cúspides técnicas y creativas al llevar una obra de Neil Gaiman al largometraje bajo esta curiosa técnica animada.

 

La película, como en el caso de las anteriores producciones de este estilo, bebe mucho de la principal producción de la que fue artífice Tim Burton y buena parte de sus colaboradores habituales. Henry Selick sigue la estela de esa estética y trata de potenciarla al máximo dadas las cualidades pictóricas e imaginarias del relato.

 

Superando con creces a sus antecesoras en el plano técnico, pero nunca en carisma, ‘Coraline’ se desliza entre los mundos de la realidad y la ficción que parten de un hermoso cuento infantil retorcido por la mente de un Gaiman que se ha convertido en un verdadero filón de historias para el cine, años después de la publicación de este material.

 

‘Coraline’ nunca deja claras sin embargo sus dimensiones como producto de entretenimiento.

 

Cuando quiere ser una fábula, se encamina en esa dirección hasta que de repente la abandona y toma otros recursos para avanzar hacia otro lugar, un lugar más moderno, más actual  y más falto de personalidad.

 

Cuando parece que su tono se sobreentiende infantil y dirigido a los espectadores más pequeños, sobresalen sus escenas de terror y sus diseños más grotescos, y el género tanto como su público objetivo quedan en entredicho. No se trata de la virtud de pretender dirigirse a públicos de todas las edades, sino de la impostura de no saber decidirse por ninguno de ellos.

 

Las mayores virtudes del relato sin duda están en la pluma de Gaiman. La desbordante imaginación para convertir un relato sencillo ya contado en numerosas ocasiones en una aventura fresca y entretenida de la que el escritor hace gala, resulta apasionante.

 

Hermoso y brillante el diseño de los personajes, ayudados por una dirección artística y una brillantez técnica que convierte en delicioso el visionado de la cinta de principio a fin.

 

Una película que muestra de nuevo el avance de las técnicas de animación, que muestran uno de los relatos más entrañables de uno de los mejores autores fantásticos de nuestro tiempo, llevado a cabo con precisión y genialidad, y que a pesar de resultar una historia de lo más previsible, el encanto con el que está contada y la genialidad con la que está realizada ayuda a que no sólo los amantes del género de animación disfruten con el filme.