Como si de un perfecto observador se tratara, como si estuviésemos frente al maestro definitivo en desgranar impresiones sólo imaginadas, Jose Maria de Orbe parece querer relatar qué hay tras la máscara de esa chica que todos nos hemos encontrado tras una ventanilla, tras nuestro portero automático o simplemente cruzado por la calle.
En Noelia, un personaje hundido y perdido, nada tiene un sentido real. Su día a día discurre a través de una rutina buscada y creada desesperadamente, construida por la necesidad de escapar de su propio vacío. Sus acciones y sus insignificantes avatares diarios son una punzada directa al epicentro mismo de su soledad, de su pánico por las relaciones y su aparente miedo a toda situación que se le presenta.
Las razones y las causas quedan siempre fuera de plano, nunca son explicadas. Lo importante, lo relevante ahora es que hoy existe esa Noelia, y que los que la rodean intentan penetrar sin éxito en su burbuja acorazada. Alrededor de ella se trenzan relaciones y se construyen realidades que poco a poco se conforman cada vez más ajenas a la propia chica, que se aleja y refugia en su propia soledad mostrada a través de esos planos en escorzo que la siguen por la calle en un vaivén sin sentido alguno.
Aina Calpe recrea a una Noelia dolida y asustada, pero también la matiza y le da la fuerza suficiente, la inquietud suficiente para buscar sus propios recursos gestuales e interpretativos dentro de un minimalismo necesario. Aina, al igual que su director, utiliza tanta contención actoral que es muy difícil adivinar a esa Noelia, seguir su rastro emocional a través de la rutina que ella misma ha trazado.
¿Qué significan sus miradas? Cuando por fin su mayor confidente, abiertamente enamorado del misterio de Noelia, se aleja por fin agotado por tanto hermetismo y ella lo mira alejarse con ambigua tristeza, ¿qué está sintiendo en realidad?
Cuando, mientras reparte publicidad, cree reconocer un nombre en uno de los buzones y parece emocionarse, ¿de quién se trata? ¿De sus verdaderos padres? ¿De un antiguo novio? ¿Su hermana perdida?
Nada se sabe, nada se dice ni se explicita, todo queda a la imaginación del espectador que ha de recomponer el puzzle tal como hace cada mañana observando a la gente que pasa a su lado. Ahí firma Jose Maria de Orbe su mayor éxito, pues consigue con esa sencilla muestra de avatares hermosamente rodados, bellamente fotografiados, llenos de silencio y soledades, ofrecer una mayor intriga que cualquier malograda película de suspense de nuestros mediocres tiempos.
* Versus Entertainment ha editado ‘La Linea Recta’ en DVD, importante película para el cine español producida por Jaime Rosales (‘La Soledad’) y que gracias a su salida en formato doméstico vuelve a ponerse de actualidad, paliando así en cierta medida su pobre distribución en cines.