Dice Alberto Rodríguez que, antes de concebir La isla mínima, ya sabía que quería rodar en las marismas del Guadalquivir, filmar aquel paisaje desértico próximo al western crepuscular. El lugar, para él, hablaba de finales y de misterios, de ensoñaciones y de pensamientos perdidos. No es de extrañar, pues, que el film esté impregnado de […]