La 63º edición del Festival de San Sebastián deja a su paso sensaciones dispares por una Sección Oficial que, en su intento por acoger una propuesta que simbolizara cada una de las naturalezas posibles del cine, parecía haber escogido ciertas películas con el objetivo de crear una diversidad «a toda costa». Así las cosas, entraban en competición filmes irregulares: una película de sobremesa como Freeheld (Peter Sollett), al tiempo que Evolution (Lucile Hadzihalilovic) venía a rellenar el hueco que precisaba un cine de lo experimental.
La belleza de una semana de cine en el mejor marco posible chocaba con el criterio de elección de unos premios a los que se les debería exigir una mayor apuesta por el riesgo: a falta de consenso, y con temor a premiar una película como Evolution que, aunque poco del gusto del gran público, sí que motivaba a los miembros del jurado (como demuestran los dos premios menores que otorgaron a la película), la Concha de Oro termina yendo a las manos de Sparrows (Rúnar Rúnarsson), ese tipo de filme que no molesta a nadie, cuyo consenso significa también la indiferencia y en cuya elección no puede haber riesgos ni polémicas posibles. San Sebastián olvida así la necesidad de arriesgar, de tomar partido, de señalar una apuesta clara sea cual sea ésta, y en su lugar se deja llevar por una excesiva corrección.
Sirvan estas breves líneas, ordenadas bajo el mismo ritmo con las que se sucedieron durante el certamen, como comentarios particulares de una amplia selección de las películas que pasaron por Donostia durante esta edición de 2015.
Regression (Alejandro Amenábar) Sección Oficial fuera de concurso. ‘Regression’ supone el regreso de Amenábar al terror psicológico con el pretexto de abordar, una vez más, todos los temas de su cine, con la crítica a la iglesia como uno de los pilares. Un guión plegado a fórmulas del todo convencionales y un cierto aroma impostado en sus imágenes invitan a pensar que el director ha terminado copiando, en cierta manera, a sus propios imitadores. Un filme al que se le ven demasiado las costuras.
Pikadero (Ben Sharrock) Sección Nuevos directores. Ben Sharrock ha intentado filmar en ‘Pikadero’, su ópera prima, el desencanto de una generación que no sabe hacia dónde dirigirse o encauzar sus sueños. La influencia de Aki Kaurismäki a lo largo de todo el relato no parece asimilada del todo, como si Sharrock quisiera construir su cine a partir de aquella referencia pero no encontrase la manera de escapar de un homenaje en cierto modo ingenuo. El humor entonces se convierte en un arma de doble filo: los personajes se traicionan a sí mismos, incapaces de encontrar el equilibrio entre la profundidad dramática y su condición de caricatura.
The Assassin (Hou Hsiao Hsien) Sección Perlas. ‘The Assassin’, la película de Hou Hsiao Hsien, huye de toda vocación argumental al tiempo que se despliega como absorbente experiencia estética. En ese recorrido es fácil sentirse desarmado, abrumado por la belleza de las imágenes y angustiado por no saber recomponer un relato que se escabulle continuamente. Hará falta mucho tiempo para determinar su verdadero alcance, su auténtica trascendencia. Leer crítica completa
Truman (Cesc Gay) Sección Oficial. Quizás con el mejor guión español del año, Cesc Gay vuelve a firmar una gran película con ‘Truman’, aunque quizás por otras vías. Si ‘En la ciutat’ o ‘Ficció’ eran desencantadas crónicas de las soledades que construyen la gran ciudad, ‘Truman’ es una película bienintencionada sobre el enfrentamiento con la muerte, desde la honestidad y la profundidad de sus palabras.
One of Us (Stephan Richter) Sección Nuevos directores. En ‘One of Us’, Stephan Richter intenta componer un retrato en torno a un hecho real acontecido en el interior de un supermercado austriaco. La composición de los adolescentes que antecede al momento fatal termina pareciendo un mero pretexto: en el momento en que la película llega a su punto culminante, el realizador olvida su discurso sobre el grupo juvenil y se abandona a la falsa trascendencia de sus imágenes. Un debut cuya razón de ser convendría discutir.
Sunset Song (Terence Davies) Sección Oficial. Para entender la relación entre los personajes y el espacio es necesario conocer la filmografía de Terence Davies. Adaptando una novela del escocés Lewis Grassic Gibbon, el cineasta acude a los planteamientos del cine clásico para hablarnos del paso del tiempo y de la transformación de todas las cosas. «Somos un suspiro», dice su protagonista cuando recuerda su vida pasar. Un esquema formal en cierto modo caduco y una última media hora discutible terminan por hacer de ella una película tan entrañable como intrascendente.
Sicario (Denis Villeneuve) Sección Perlas. En ‘Sicario’, Denis Villeneuve vuelve a alzar su voz como cineasta, como uno de esos autores totales en los que cada detalle de la película parece haber pasado concienzudamente por sus dedos. El resultado es un crescendo continuo y explosivo, una salvaje radiografía de los problemas en la frontera mexicana con un tempo narrativo totalmente inédito en el thriller contemporáneo. Con un giro estructural en su punto medio propio de un maestro, ‘Sicario’ es una película a la que regresar aún a pesar de su dolorosa crudeza.
Evolution (Lucile Hadzihalilovic) Sección Oficial. ‘Evolution’, de Lucile Hadzihalilovic, es una de las películas más ensimismadas de la temporada. No sólo por su incapacidad para comunicar un mensaje más allá del poder críptico de sus imágenes, sino porque esa fuerza visual sólo parece encaminada a una sola lectura, que nunca queda revelada. Los problemas de la subjetividad incomunicante.
Mi gran noche (Álex de la Iglesia) Sección Oficial fuera de concurso. ‘Mi gran noche’. Álex de la Iglesia parece hacer uso del esperpento como reclamo comercial, en lugar de como vehículo para la crítica social. El realizador ha confundido la idea de un cine del entretenimiento con una licencia para la vulgaridad como recurso humorístico, la caricatura como chiste fácil y la cara famosa como manera de poder saltar de una trama a otra sin necesidad de justificar su dispersión. Una película diseñada a modo de bomba de relojería que se revela, muy pronto, como algo olvidable.
Cold Bloom (Atsusi Funahashi) Sección Nuevo cine independiente japonés. En ‘Cold Bloom’, Atsusi Funahashi intenta su particular remake de ‘Nubes dispersas’ (Mikio Naruse, 1967) en un Japón en crisis tras el terremoto de 2011 y a través de la mirada de dos jovencísimos protagonistas. La sensibilidad que inunda el relato es lo más rescatable de este retrato generacional, en el que las miradas de su actriz principal y la música se convierten en los elementos narrativos más importantes.
Stay With Me (Rhee Jin-woo) Sección Nuevos directores. El gran problema de ‘Stay with Me’ (Rhee Jin-woo) es que todo lo que cuenta ya ha sido abordado, además, por otros cineastas de su mismo país. La historia de partida, la del joven que, en su intento por hacer nuevos amigos, se une a la pandilla más problemática posible, termina vehiculando los miedos secretos de cada uno de ellos. Para acercarse a un tema tan delicado convendría recordar, en todo caso, las obras de Kim Ki-duk o, sobre todo, de Edward Yang.
Sparrows (Rúnar Rúnarsson) Sección Oficial. Concha de oro. Con ‘Sparrows’, Rúnar Rúnarsson busca, ingenuamente, que los escenarios naturales de Islandia cuenten la historia que sus propias imágenes no alcanzan a conquistar. El pretendido contraste entre lo divino y lo terrenal parece insalvable, con su protagonista mirando al cielo en busca de respuestas mientras el pueblo en el que acaba de instalarse muestra la peor cara del ser humano. Rúnarsson propone cómo lo divino ya no tiene cabida en el hombre, pero esos dos mundos colisionan por pura contradicción narrativa, y no por sus discutibles decisiones estéticas.
Anomalisa (Duke Johnson & Charlie Kaufman) Sección Perlas. La manera con la que Charlie Kaufman pone en palabras el sentimiento amoroso es tan original como demoledora: todas las personas del mundo son en realidad una sola persona, excepto el ser amado y uno mismo. ‘Anomalisa’, la película de animación dirigida por Duke Johnson y él mismo, juega en los terrenos de lo onírico y lo surreal para poder penetrar en lo más profundo de la condición humana, en esos anhelos y deseos casi imposibles de verbalizar.
The Show of Shows (Benedikt Erlingsson) Sección Zabaltegi. En ‘The Show of Shows’, Benedikt Erlingsson realiza algo más que un simple ejercicio de montaje. Las viejas imágenes de circo, que muestran a personas deformadas, a domadores de leones, a hombres bala y a funambulistas, parecen trenzar una historia del concepto del espectáculo en el siglo XX entendida como festival de lo grotesco. Con esa época ya extinta, tiene sentido que el filme termine mostrando al público: los rostros que miraban. Observar a los «freaks» de Erlingsson es recordar una de las más bellas posibilidades del cine: dar visibilidad a aquellos que nunca la tuvieron.
Amama (Asier Altuna) Sección Oficial. Podría hablarse de ‘Amama’ como tierna historia de reconciliación familiar y como sentido homenaje al valor de nuestras raíces. Eso sí, habría que olvidar primero el carácter aleccionador de la película, su ingenuidad y su trascendencia impostada. En muchos sentidos parece una obra de escuela: todo está en su lugar, todo es impecable, todo está medido hasta desterrar la espontaneidad en unas formas en exceso esquemáticas. Y cuando el propio filme advierte su vacío, pretende rellenar esas lagunas con pequeños insertos de videoarte. La complicidad que persigue a través de lo emotivo termina por convertirse en un peligro.
The Boy and the Beast (Mamoru Hosoda) Sección Oficial. La sensibilidad para crear y la habilidad para narrar. Las dos cimas que ya ha conquistado Mamoru Hosoda en sus, por el momento, cuatro filmes de animación. Y en ‘The Boy and the Beast’ habita una bonita contradicción: la película más sencilla en lo narrativo es la que más exigente ha sido en lo creativo. Para narrar la elipsis hacia la pubertad, refugiados en nuestro limbo fantástico particular, Hosoda se aleja de Tokio y crea, tras un callejón, todo un mundo imaginario poblado por bestias. El pequeño protagonista descubrirá que, al intentar aprender del guerrero más fiero de todo ese universo paralelo, él también deberá enseñar muchas cosas a su maestro.
Irrational Man (Woody Allen) Sección Perlas. «Me fascina la estética del asesinato», dice Joaquin Phoenix en un momento de ‘Irrational Man’, haciendo suyos los deseos de Woody Allen. El autor continúa sus eternas variaciones de ‘Delitos y faltas’. ‘Irrational Man’ es un encantador comentario a las películas de su última época, como ‘Match Point’ o ‘El sueño de Cassandra’.
Nuestra pequeña hermana (Hirokazu Kore-eda) Sección Perlas. Con ‘Our Little Sister’, Kore-eda vuelve a la luminosidad de ‘Still Life’ y a la exploración de los vínculos familiares de ‘Like Father, Like Son’. La historia de las tres hermanas que adoptan a su hermanastra pequeña precipita el enfrentamiento con el pasado y con la figura de un padre ausente al que ellas rechazan y al que la pequeña adora. Los cuatro personajes permiten a Kore-eda desplegar unidades dramáticas dispersas que, como de costumbre, conducen la película desde lo pequeño y lo concreto hacia el caos de la vida. El relato se desperdiga, pero el cineasta filma de aquellas historias, sin cesar, todo aquello que enamora su mirada.
El rey de la Habana (Agustí Villaronga) Sección Oficial. Con ‘El rey de la Habana’, Agustí Villaronga adapta la novela de Pedro Juan Gutiérrez, en torno a la situación de miseria durante el «período especial» en Cuba, desde planteamientos tan básicos y trazos tan gruesos que el tono se tambalea y la verosimilitud se va diluyendo entre tópicos, escenas de sexo y un desarrollo episódico y esquemático. Quizá sea la única película de la Sección Oficial del certamen que se atreve a coquetear con lo ridículo.
Mountains May Depart (Jia Zhang-ke) Sección Perlas. Aunque Jia Zhang-ke se haya lanzado a la ficción más absoluta en sus dos últimas películas, el documental siempre se filtra entre las imágenes de un cineasta profundamente comprometido con la historia de su país. Al igual que en ‘A Touch of Sin’ (2013), la película se estructura en tres actos que permiten al director saltar en el tiempo dentro de un mismo relato. ¿Podría ser la primera elipsis la más conmovedora de todo el cine contemporáneo? ¿Podría ser la segunda elipsis, tal vez, la peor…? En el último tercio, con el salto a un futuro imaginario, Zhang-ke intenta que todo el cosmos creado confluya en un solo punto, a toda costa. La gran película que era hasta entonces revela, en ese momento, todas sus costuras.
Ixcanul (Jayro Bustamante) Sección Horizontes Latinos. ‘Ixcanul’ significa volcán en maya cakchiquel. Un volcán en cuya falda sobrevive una familia indígena de Guatemala. En sus dificultades para convivir con el universo hostil de la sociedad moderna, Jayro Bustamente plantea una película de gestos y planos largos, a veces acertados y otras veces del todo anodinos, en los que esa dificultad termina por hacerse física, corpórea.Tras la crítica al machismo y a la incomunicación se esconde el conmovedor relato de unos padres dispuestos a hacer cualquier cosa por su hija.
Freeheld (Peter Sollett) Sección Oficial. El relato de sobremesa que plantea ‘Freeheld’ no está exento de cierto encanto. El caso real de Laurel Hester se transforma aquí en una película al estilo de ‘Philadelphia’ (Jonathan Demme), con todo lo que supone hacer un filme de estilo similar veinte años más tarde. La película es más sugerente cuanto más coral se vuelve, cuantos más personajes entran en juego y cuando la ficción se permite ocultar su deseo por representar el hecho histórico. Finalmente, en los créditos se muestran las fotografías de los personajes reales y todo vuelve a su cauce.
Back to the North (Liu Hao) Sección Oficial. ‘Back to the North’ tiene una fotografía sobrecogedora, pero resulta difícil encontrar ningún otro elemento capaz de salvarla del olvido. En el tierno relato de la hija única que intenta rescatar la relación deteriorada de sus padres, y con ello sanarse también a sí misma, hay un intento de trascender que acaba traduciéndose en tedio. Los planos de postal se suceden mientras la narración se eterniza, y ese suspenso de los acontecimientos no parece responder a un deseo intencionado del director, sino a la incapacidad de encontrar un lenguaje que, en lugar de expulsar al espectador de sus imágenes, consiga atraparlo dentro de ellas.
Paulina (Santiago Mitre) Sección Horizontes Latinos. Al comienzo de ‘Paulina’, una profesora habla sobre los Derechos Humanos mientras sus alumnos leen en voz alta. Pareciera que la película hable sobre ellos de manera indirecta, al trazar a un personaje complejo y obligarnos a respetar su libertad individual, por mucho que esa libertad destroce a sus seres queridos. La cámara se pega a ella, osculta su rostro continuamente, la somete a una presión casi insoportable. El hermoso travelling que acompaña a los créditos finales bien podría ser el plano central de la película: el momento en que atraviesa el camino donde vivió el peor momento de su osada aventura vital. El momento más intenso del filme se encuentra, sin embargo, fuera de él.
Les Chevaliers Blancs (Joachim Lafosse) Sección Oficial. En ‘Les Chevaliers Blancs’, uno podría intuir a Bertrand Tavernier tras la cámara, por su forma de filmar y por la nobleza de sus temas: una ONG francesa que intenta formar a un grupo de niños africanos. Las formas de Tavernier están presentes, pero no su fuerza comunicante. Los planos se arrastran de manera anodina al tiempo que lo hace su historia. Sólo los impulsos de sus personajes, nacidos de la frustración, parecen insuflar vida a una película que pone de manifiesto las complejidades de ese mundo. Quizás haya que lamentar, añorando un cierto gesto poético, el hecho de que la épica nunca se superponga al trasfondo político.
Un dia perfecte per volar (Marc Recha) Sección Oficial. En ‘Un dia perfecte per volar’, Marc Recha busca hacer un homenaje a la experiencia de la paternidad en una película que consiste en filmar simplemente a su hijo, del milagro de observarlo, despojándose de todo lo accesorio hasta encontrarse con una desnudez desconcertante. Sergi López parece actuar como alter ego del realizador en la pantalla, pero la película irá revelando que tiene más que contar de lo que parece. Habría que buscar, en esa capacidad de compartir lo que a uno le sorprende de lo que encuentra en el mundo, el testimonio de un cine hecho desde la sinceridad.
La novia (Paula Ortiz) Sección Zabaltegi. Transformar el texto de García Lorca en imágenes. La aventura de trasladar palabras al corazón de lo visual. «Bodas de sangre» convertida en experiencia onírica y sensorial. Paula Ortiz conoce bien el oficio y tiene una voluntad de hierro, pero le falta experiencia para no dejarse llevar por excesivos subrayados ni metáforas evidentes. La estética de su película deambula entre lo poético y el exceso, entre la voluntad autoral y la naturaleza del videoclip. Los diálogos escritos por Lorca alumbran sus escenas, pero ya estaban escritos mucho antes de que llegase ‘La novia’.
El botón de nacar (Patricio Guzmán) Sección Horizontes Latinos. La sensibilidad inaudita de Patricio Guzmán ha convertido ‘El botón de nácar’ en un relato histórico de Chile lleno de belleza e inventiva. La idea de la memoria del agua permite el repaso a los períodos más convulsos del país, a sus injusticias y a sus historias de dolor, siempre desde un tono poético que rehuye de toda sensiblería. El uso de la primera persona, sin embargo, coloca a Guzmán en un territorio comprometido: mientras su película acumula virtudes, la continua presencia de su voz parece reivindicar su genio antes que su mensaje.
Black Mass (Scott Cooper) Sección Perlas. Scott Cooper concibe una película sobre la mafia en torno al personaje real de James “Whitey” Bulger, interpretado por Johnny Depp. El retrato histórico se hunde en un mar de referencias utilizadas desde la superficie, desde Scorsese hasta Andrew Dominik, sin que ninguna de sus citas gratuitas resulte verdaderamente comunicante. El filme se pierde progresivamente entre recreaciones de las fechas reales de los acontecimientos y exhibiciones de guión en las que se intenta adornar a los personajes a través de la acumulación de golpes de efecto. El resultado es tan olvidable como la caracterización de su protagonista.
London Road (Rufus Norris) Sección Oficial fuera de concurso. Puede que ‘London Road’ sea la película sobre la que más convendría hablar de toda la Sección Oficial de esta edición del festival de San Sebastián. Su mayor fortaleza es también su principal defecto: al tratar de hacer un musical sobre el asesinato de cinco mujeres en Ipswich, la película se esclaviza a sí misma al construir la música únicamente a partir de las declaraciones de los ciudadanos recogidas durante los días posteriores al suceso. El resultado es una absoluta rara avis, tan fallida como sugerente, una proeza y al tiempo un film por completo fallido. Una demostración de genio a la vez que una propuesta insostenible.
El abrazo de la serpiente (Ciro Guerra) Sección Horizontes Latinos. ‘El abrazo de la serpiente’ intenta plantear un viaje astral de ambición incuestionable. Como travesía espiritual, la película huye de lugares comunes. Como revisitación histórica, el relato se acerca más a los terrenos de lo onírico que de la recreación fiel. Con la mirada puesta en la exploración de los fantasmas del genocidio indígena, la pretensión de Ciro Guerra contrasta con la inocente desnudez de las imágenes. Ese choque genera una batalla permanente entre la destrucción y el deseo de conocimiento, entre la alucinación y el viaje de descubrimiento.
Son of Saul (László Nemes) Sección Perlas. László Nemes busca, en ‘Son of Saul’, revisitar el Holocausto judío para encontrar una nueva forma de representación. La cámara parece unida al cuerpo de su protagonista, de forma que el Holocausto se muestra siempre fuera de foco. El filme camina junto al personaje, le sigue incansable, pero también revela progresivamente que la audaz decisión formal está ahí para ser traicionada en cuanto convenga, cuando la ocasión permita que ser explícitos y poner un paréntesis a esas decisiones pueda provocar un golpe de efecto ciertamente impropio. El discurso sobre el horror cede el paso a las buenas intenciones, como ocurre con la sonrisa cómplice entre el protagonista y un niño que pareciera pertenecer a un filme diferente. El recurso del plano secuencia termina convertido en arma aleccionadora. La película no deja de ser una propuesta llena de virtuosismo, pero las implicaciones morales en sus formas de representación desembocan peligrosamente en una actitud inofensiva.
Lejos del mar (Imanol Uribe) Sección Oficial fuera de concurso. El principal problema de ‘Lejos del mar’ es que su guión es mucho más poético y sugerente que la manera en que Imanol Uribe lo ha puesto en imágenes. El potencial de las situaciones invita casi a lo infinito, a partir de la premisa de la mujer que se reencuentra, veinte años más tarde, con el terrorista que asesinó a su padre. Ni la presencia de la playa entendida como desierto, como refugio para dos personajes que desean ser invisibles, ni la intensidad de los diálogos entre los personajes, de vocación incendiaria, logran que la película se sobrepongan a una puesta en escena que no logra traspasar nunca lo convencional. Sólo el rostro de Elena Anaya, ajado por su tragedia personal, logra comunicar el dolor de una historia a la que las imágenes son incapaces de acompañar.
El clan (Pablo Trapero) Sección Perlas. Pablo Trapero muestra con ‘El clan’ su lado más ambicioso: la historia real del clan Puccio, dedicado al secuestro durante la Argentina de los años ochenta. Trapero consagra el uso del travelling, el recurso que ayudó a forjar su enérgica identidad como cineasta, a ejecutar la visita histórica desde lo formal. En lugar de representación, habría que hablar de un comentario sobre los hechos. Un comentario a partir de un recurso cinematográfico. Algo así como preguntarse cómo se verían estos hechos a través de una cámara, en lugar de cómo podrían contarse lo mejor posible. De una forma u otra, lo que traspasa las imágenes es la pasión de Trapero por moverse con valentía, con insultante personalidad propia, a través del material al que se enfrenta.
Un otoño sin Berlín (Lara Izagirre) Sección Zinemira. Emparentada de forma inevitable con ‘Hermosa juventud’ (Jaime Rosales, 2014) por su temática y por su país de origen, y con ‘Zona libre’ (Amos Gitai, 2005) por compartir grandes similitudes en una secuencia concreta y crucial de ambas, ‘Otoño sin Berlín’ narra la historia de una joven que regresa a casa después de una huida para descubrir que, a pesar de que todo sigue igual, ya nada es como antes. La película empieza hablando de la crisis económica para terminar por contar la imposibilidad de retener las cosas que uno ama, en un mundo que permanece en constante e imparable movimiento.