Faith Akin toma la estructura de historias cruzadas para tratar de llevarla más allá y provocar toda una cadena de acontecimientos que pretende acercarse a mostrar una interacción global entre las personas, a la manera de los filmes que produjo el tándem compuesto por Alejandro González-Iñárritu y Guillermo Arriaga.
La película alemana sin embargo cierra más el cerco y no lo supedita a la geografía mundial, sino que enmarca su aventura entre Turquía y la propia Alemania, en un continuo viaje de ida y vuelta que parece querer interconectar ambos mundos.
El tratamiento de esta estructura ya clásica en el cine contemporáneo intenta alejarse de lo común al proponer no un entretejido de argumentos que acontezcan al unísono y tengan relación unos con otros. En realidad el argumento va pasando de un personaje a otro haciéndolo protagonista durante un breve lapso, y donde cada uno pasa la fuerza del relato al siguiente de forma concatenada.
Este hecho ayuda a la película a conseguir el efecto dramático que pretende esa visión global y unificada del mundo que viven los personajes que entrecruzan sus destinos una y otra vez, sin llegar a tocarse.
En la película conviven todas las historias posibles, todas las religiones, todas las posturas políticas, todos los conflictos familiares, todas las crisis de identidad, todo de cada uno de quienes aparecen. Esa intención aparentemente pretenciosa queda encuadrada en un tono sencillo y poco ambicioso que ayuda a llevar a la pantalla una propuesta tan densa que de repente queda esclarecida por una narración honesta, sencilla y que no juega con la ambigüedad en ningún momento.
Es posible que esa apuesta por una pirueta argumental tan poderosa haya requerido un control de la narración tan ajustado que impida que sobresalgan muchas otras características del filme, volviéndose plano en muchos momentos. Finalmente las historias quedan cerradas de una manera atropellada queriendo resolverse en los últimos instantes, no sin cierta intención poética a punto de salirse de contexto.
Faith Akin parece no confiar en sus propios aciertos y redunda en ellos, insiste en hacernos ver lo que ya ha contado con precisión, y recae en lo evidente y muchas veces en mostrar más de lo necesario, elemento que resta mucha fuerza al conjunto de la película.
Supone ésta sin embargo una interesante revisión de las películas de historias cruzadas, con personajes fuertes y definidos, y pone de manifiesto una vez más el contexto transnacional al que se enfrenta el cine en este nuevo siglo.