Silk (François Girard, 2007)

Silk

    Relato fascinante que emerge de una novela absorbiendo todo su potencial y que termina impregnado en una película que trata de utilizar todos los recursos posibles para otorgar fuerza a la historia y dotarla de una enorme condición épica.

    Para la épica que requiere esta, en el fondo, convencional historia de amor nadie mejor que el canadiense François Girard, autor de la maravillosa ‘El Violín Rojo’. Girard hace suya la historia y la lleva a su terreno, el de las densidades estéticas, la profundidad visual y la carga emocional magistralmente contenida en cada secuencia, sin poner en peligro la enorme pasión con que está realizada.

    Pero si hay un nombre propio en la realización del filme es Ryuichi Sakamoto, que ofrece una banda sonora imponente y fascinante, uno de los puntos fuertes del filme que potencia el poder de casi todas las secuencias pues Girard es gran amante de la música y adora convertir sus filmes en auténticas sinfonías visuales. 

    El sencillo argumento queda enormemente potenciado gracias a un preciso sentido visual y estético, a la vez que la música ayuda a conducir paisajes, gestos, acciones, y sentimientos de los personajes. Girard sabe que para que la historia funcione debe aplicar una estética diferente en cada uno de los lugares donde acontece la película, auténtica vuelta al mundo y con ella torrencial viaje de culturas y coloridos diferentes, que también quedan reflejados en la fotografía y en la realización.

    Es una pena que el relato vaya diluyéndose conforme avanza, perdiendo peso y desinflándose, acompañado por una realización que se vuelve rutinaria y poco acertada conforme pasan las secuencias, que termina por no arriesgar en ninguna de sus decisiones y por narrar con abnegada displicencia un filme que requería mantener una gran intensidad en cada secuencia que no es conseguida en su segunda mitad. Remonta justo en la parte final, pero entonces ya es tarde para considerar ‘Silk’ como una obra redonda.

    Actores correctos y algunos personajes discutibles por su poca credibilidad dibujan la geografía de una película romántica y trágica que conforma un atlas visual del mundo grandioso, brillantemente relatado gracias al enorme poder de sus imágenes, y sobre todo, al poder emocional de su música.